Warren Buffett se lamenta de la escasez de oportunidades de inversión en su carta a los accionistas | Economía

Warren Buffett, el más célebre inversor del mundo, siempre ha dicho que el mayor error de su carrera fue comprar Berkshire Hathaway, la empresa que acabó llevándole a la cima. Se dejó llevar por sus impulsos y se metió en un negocio textil sin mucho futuro. Si pudo enderezarlo fue gracias a la ayuda de Charlie Munger, su socio, amigo y escudero fiel, que murió a finales de noviembre a los 99 años. El informe anual de Berkshire Hathaway de este año, publicado este sábado, empieza con un homenaje a Munger, del que Buffett dice que es el verdadero artífice de la empresa, “arquitecto”, le llama. Ya sin su socio, Buffett manifiesta en su carta a los accionistas su apuesta por los conglomerados japoneses y por Occcidental Petroleum. Sin embargo, sigue sin encontrar muchas oportunidades y acumula una posición de caja récord de 168.000 millones de dólares.

Buffett, que ha dejado pasar de momento la gran oportunidad de la inteligencia artificial, se lamenta de la escasez de alternativas de inversión disponibles. “Solo queda un puñado de empresas en este país capaces de mover realmente la aguja en Berkshire, y han sido seleccionadas sin cesar por nosotros y por otros. Fuera de Eatados Unidos, básicamente no hay candidatos que sean opciones significativas para el despliegue de capital en Berkshire”, indica en su carta.

Ante la falta de oportunidades que encuentre atractivas, el grupo acumulaba una posición de liquidez de 168.000 millones a cierre de año, batiendo el récord de 157.000 millones del anterior trimestre. La mayor parte de ese dinero estaba invertido en títulos del Tesoro estadounidense.

“El tamaño nos perjudicado, aunque el aumento de la competencia por las compras también ha sido un factor”, indica Buffett. “Durante un tiempo, tuvimos muchos candidatos que evaluar. Si se me escapaba uno, y se me escapaban muchos, siempre aparecía otro. Esos días quedaron atrás”, añade.

Ante esa falta de oportunidades, advierte de que batir al mercado es cada vez más complicado. “Berkshire debería hacerlo un poco mejor que la media de las empresas estadounidenses y, lo que es más importante, también debería operar con un riesgo materialmente menor de pérdida permanente de capital”, dice. ”Cualquier cosa más allá de ‘un poco mejor’, sin embargo, es una ilusión”, añade.

Buffett da sus lecciones de inversión de dos maneras: con palabras y con hechos. A veces lanza mensajes, como cuando en plena burbuja de las criptomonedas las desdeñó como inútiles. Otras, son sus informes trimestrales, anuales o sus declaraciones de participaciones las que mandan las señales: toma posiciones en esta empresa, las reduce en esta otra… Y a veces, ambas cosas coinciden.

Berkshire Hathaway ha apostado recientemente por un grupo de conglomerados japoneses muy diversificados, de alguna manera parecidos a la propia firma de Buffett. Ahora, en su carta a los accionistas, asegura que su apuesta es a muy largo plazo. Berkshire Hathaway ha tomado posiciones en Itochu, Marubeni, Mitsubishi, Mitsui y Sumitomo. “El año pasado aumentamos nuestras participaciones en las cinco espués de que Greg Abel [señalado por Buffett como su sucesor] y yo hiciéramos un viaje a Tokio para hablar con sus directivos”, señala en la carta.

“En algunos aspectos importantes, las cinco empresas siguen políticas favorables a los accionistas muy superiores a las que se practican habitualmente en Estados Unidos”, asegura. “Mientras tanto, los directivos de las cinco empresas han sido mucho menos agresivos con su propia remuneración de lo que es habitual en Estados Unidos. Obsérvese también que cada una de las cinco solo destina aproximadamente el 1⁄3 de sus beneficios a dividendos. Las grandes sumas que las cinco retienen se utilizan tanto para desarrollar sus numerosos negocios como, en menor medida, para recomprar acciones. Al igual que Berkshire, las cinco empresas son reacias a emitir acciones”, añade.

Berkshire posee ahora alrededor del 9% de cada una de las cinco y se ha comprometido a no pasar del 9,9%. En poco tiempo, el valor de su inversión en yenes en esas empresas se ha disparado un 81%, aunque la depreciación del yen ha reducido la ganancia latente en dólares al 61%, unos 8.000 millones.

Buffett se compromete a que sean inversiones de largo plazo de Berkshire, comprándolas con sus inversiones históricas en Coca-Cola y American Express. La otra gran apuesta de la firma con la que se compromete a largo plazo en su carta a los accionistas es Occidental Petroleum.

“A finales de año, Berkshire poseía el 27,8% de las acciones ordinarias de Occidental Petroleum y también warrants que, durante más de cinco años, nos dan la opción de aumentar materialmente nuestra participación a un precio fijo”, indica Buffett en su carta. “Aunque nos gusta mucho nuestra participación, así como la opción, Berkshire no tiene ningún interés en comprar o gestionar Occidental. Nos gustan especialmente sus vastas explotaciones de petróleo y gas en Estados Unidos, así como su liderazgo en iniciativas de captura de carbono, aunque la viabilidad económica de esta técnica aún está por demostrar. Ambas actividades son de gran interés para nuestro país”, añade.

“Bajo la dirección de Vicki Hollub, Occidental está haciendo lo correcto tanto para su país como para sus propietarios. Nadie sabe qué harán los precios del petróleo en el próximo mes, año o década. Pero Vicki sí sabe separar el petróleo de la roca, y ese es un talento poco común, valioso para sus accionistas y para su país”, explica en referencia al petróleo de esquisto, obtenido por fragmentación hidráulica, en el que Occidental es muy fuerte.

Beneficios disparados

Berkshire Hathaway ha comunicado que cerró 2023 con un beneficio neto de 96.223 millones de dólares (88.800 millones de euros al tipo de cambio actual), frente a unas pérdidas de 22.759 millones el año anterior. Esas variaciones tan bruscas se deben a la oscilación de los valores que tiene en su cartera y especialmente a las de Apple, su principal inversión. Buffett prefiere no dar excesivo valor a esa cifra en cuanto a resultado del ejercicio, aunque la considera importante en la medida en que refleja cómo evoluciona su cartera.

Aproximadamente el 79% del valor de la cartera de Berkshire se concentraba en cinco empresas a cierre de año: Apple (174.300 millones de dólares); Bank of America (34.800 millones de dólares); American Express (28.400 millones de dólares); Coca-Cola (23.600 millones de dólares) y Chevron Corporation (18.800 millones de dólares). En total, con esas y otras participaciones, sus inversiones de cartera suman un coste de 109.416 millones de dólares y acumulan unas plusvalías de 244.426 millones.

La compañía insiste en sus resultados en que las normas contables obligan a registrar esos cambios de valor en la cuenta de resultados aunque se trate de una inversión estable y le resta valor: “El importe de las ganancias/pérdidas de las inversiones en un trimestre determinado suele carecer de relevancia y arroja cifras de beneficios (pérdidas) netos por acción que pueden resultar muy engañosas para los inversores con escaso o nulo conocimiento de las normas contables”, señala.

Por eso, la empresa prefiere fijarse en la evolución de sus negocios. El resultado operativo mejoró un 28% en el cuarto trimestre, hasta los 8.481 millones de dólares. En el acumulado de 2023 alcanza los 37.350 millones de dólares, un 21% más que en 2022. Buena parte de la mejora se debe a la recuperación del negocio de seguros, que sufrió pérdidas de 30 millones de dólares en 2022 por la acumulación de catástrofes y que ahora ha aportado 5.428 millones de resultado operativo. La parte de seguros de inversión también mejora sus cuentas con fuerza, un 47,5%, hasta 9.567 millones. En cambio, empeora el resultado de explotación de los negocios de eléctricas y energía (un 40%, hasta 2.331 millones de dólares) y del de ferrocarriles (un 14%, hasta 5.087 millones).

Munger, el «arquitecto» de Berkshire Hathaway

Warren Buffett ha preferido separar su carta a los accionistas de su homenaje a su socio y amigo Charlie Munger. Como prefacio a la carta, el informe anual de Berkshire Hathaway incluye una página de homenaje firmada por el propio Buffett. En ella insiste en su tesis de que invertir en Berkshire fue su mayor error y que si todo acabó saliendo bien fue gracias a su amigo, al que llama «arquitecto» de la compañía.
«En realidad, Charlie era el ‘arquitecto’ del actual Berkshire, y yo actuaba como el ‘contratista general’ para llevar a cabo la construcción diaria de su visión. Charlie nunca trató de atribuirse el mérito de su papel de creador, sino que dejó que yo que yo me llevara los laureles y los elogios. En cierto modo, su relación conmigo era parte de hermano mayor, parte de padre cariñoso. Incluso cuando sabía que tenía razón, me daba las riendas. Y cuando cometía un error, nunca me lo recordaba», escribe Buffett.
«En el mundo físico, los grandes edificios están ligados a su arquitecto, mientras que aquellos que vertieron el hormigón o instalaron las ventanas se olvidan pronto. Berkshire se ha convertido en una gran empresa. Aunque hace tiempo que estoy a cargo del equipo de construcción de la construcción, Charlie debería ser siempre el arquitecto», concluye su homenaje.

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