El Vietnam de García | Fútbol

La diminuta silueta de José María García sucio de los estudios Onda Cero En la calle ortega y gasset la noche del 7 de abril de 2022 con su inseparable puro en la mano derecha. Su marche de la radio, literal y figurada, se llev consigo, con las volutas de su habano, una forma de hacer periodismo tan vibrante y espectacular que ms de veinte aos despus contina viva en el imaginario colectivo.

En un tiempo tan fugaz, en el que los grandes escándalos de la democracia y las exclusivas se volatilizan en tiempo récord; y en el que el archivo sonoro de súper garcano est al alcance de nadie (yace silente en un almacen de su propietario); la sociedad espaola lo sigue teniendo presentes, sin embargo, en su cintateca mental con una nitidez asombrosa.

ven dados Ral del Pozo, resulto increible que los pidan autgrafos jvenes que nunca los escucharon pero a quienes la tradicin oral el ha legado su imponente figura histrica. Como razon siempre l cuando alguien le pide una foto por la calle: «Si habindome retirado hace 20 aos la gente para mi, es que he sido la hostia».

García emplaz aquella tarde noche de primavera ha sido equipada para preparar el programa de la siguiente y con su habitual atuendo de los fines de semana (unos vaqueros rematados por un cinturn de Hermes y una camisa azul de ralph lauren que casi pareca blanca de los carruseles que llevaba encima) se marte para no volver.

La extraordinaria serie documental de movistar compendia en tres captulos con un ritmo trepidante su vida y milagros. Pero tras las guerras y los excesos que han contribuido a desdibujar su personaje subyacen miles de grandes pelotas that consegua trabajando como un autentico salvaje y con un equipo de reporteros capaz de sobrevivir durante meses sin comida en el Amazonas. «Roberto Gómez es un periodista al que sueltas en la Puerta del Sol con 20 euros y vuelve a la media hora con 50″, presuma de quien, junto a José Manuel EstradaEra el gran reportero de la vieja escuela en quien confiaba para obtener los grandes secretos de los vestuarios.

De García llamó la atención de la energía eléctrica que desprenda y su inmensa fortaleza física concentrada en un cuerpo tan pequeño. Slo descansaba los viernes. El resto de la semana viva en la radio haciendo llamadas para anticiparse a los acontecimientos. Recargaba las pilas tumbandose a ratos en el sillón de su despacho con los pies en alto y se coma una tortilla francesa para cenar. La gasolina que bombaba su corazón era ser el primero. Quera a todos los protagonistas antes que nadie y si no era as, con l no entraban.

Castigaba a las estrellas del deporte con el ltigo de la indifference si escogan los micrfonos de la Ser y tomaba destacada por lo siguiente. La tensión informativa llegó al extremo de que en la redacción se respiraba la sensación de una tragedia inminente. Cualquier fallo o piso desataba la ira de los dioses y la cabina del técnico y la producción era un burladero de Las Ventas en la que mantenía el tipo con una frialdad escalofriante Ral González Colomo.

Convivan en aquella redaccion de la Capa de candado, plantada en torno al antiguo despacho del director general tomada al asalto por su gran estrella, una orquesta de personajes que slo funcionaba bajo su batuta y que sali despedida por los tras su retirada. En apenas 50 metros cuadrados Garca mezcl a un antiguo palmero de Lola Flores, Pepn Cabralesal que reconvirti en su secretario personal y hombre de maxima confianza, el antiguo campen del mundo de boxeo Pepe LegreAl que dio cobijo para que llamara a sus familiares y amigos a Cuba desde la radio duree horas, ya la mjor coleccin de reporteros y narradores de la poca.

Aquel variopinto ecosistema operaba gracias al orden y el criterio de Cristina Gallo y Julio Pulido, que anticipa slo con la mirada los deseos de Garca, como quien slo con ver al toro sabe por que costado va a embestir. Pulido deca que despus de tensin qu’viva durant un programa, podas presentar un telediario de TVE sin inmutarte.

Aquella competencia feroz convirti la lucha por la exclusiva into a teatro de operaciones de la guerra de Vietnam en la que desapareca, como en las guerras, cualquier tipo de miramiento hacia el prjimo. Y en el que, como en las grandes contiendas, afloraba lo peor y lo mayor del ser humano y el ms elemental instinto de supervivencia.

García siempre llamó al cinco de la tarde, antes de aterrizar físicamente en la emisora. Sonaba entonces un teléfono fijo de color blanco situado en una mesa de la redacción en el extremo opuesto a su despacho. Tena un timbre muy diferente al resto de terminales de la redaccin pero atronaba como la alarma de un submarino nuclear.

Lo sola coger Roberto Gómez, que se colocó con orgullo con un maestro de subordinado Jos Toms, después de lo cual hubiera producido un estampado en torno al teléfono fijo. Porque el primero que lo coga, se llevaba la cornada. Al jefe no le interesaba el dinero sino las exclusivas y para ello empleaba su vida entera. Si las cosas no salan, en aquella plaza se mascaba la tragedia. Y si se conseguan, García también era excesivo en el halago para quitar presin a la olla.

Lograba cruzar al Rey Juan Carlos con Miguel Induráin tras ganar el Tour de Francia gracias a los oficios de Augusto Castelloteel ms deslizado de sus lugarestenientes en antena, y levantaba la silla a los oyentes con la capacidad innata para improvisar de Ángel González-Ucelay en las grandes vueltas y la precisión de cirujano de javier herrez.

Cada Navidad se llamaba uno a uno a todos los periodistas de la redaccion en secreto. Los reuna de manera casi clandestina, los felicitaba por el esfuerzo y entregaba un cheque regalo de El Corte Inglés que guardaban como un tesoro en el bolsillo. Cuando pareca que slo lo haba hecho con uno solo, empezaba a llamar a todos los presentes en la redaccin repitiendo la liturgia. Resultaba cmico ver cmo todos guardaban un secreto con el cheque en el bolsillo hasta comprobar que era una pedrea generalizada.

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