“Al igual que en 2008, las autoridades subestimaron la influencia de la política monetaria en la estabilidad financiera”

Il colapso del Silicon Valley Bank (SVB) el 10 de marzo, que está en el origen de las recientes turbulencias bancarias, fue desencadenado por un movimiento de pánico que provocó una retirada masiva y abrupta de dinero de sus clientes. Esto llevó a las autoridades monetarias a cerrar SVB por temor al contagio a todo el sistema bancario. Y movilizar 160.000 millones de dólares (148.000 millones de euros) en forma de préstamos para atender las necesidades de otros establecimientos, para tranquilizar a sus depositantes. Esta política no parece totalmente efectiva, ya que la lista de bancos estadounidenses difíciles ha crecido, en particular con Signature Bank y First Republic Bank.

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Una primera explicación de los fracasos de SVB es que se trata de un banco especializado en la financiación de start-ups, por naturaleza arriesgadas. SVB se ha beneficiado del particular entusiasmo del sector tecnológico durante la pandemia. Las empresas emergentes llevaron a cabo una importante recaudación de fondos, lo que provocó que los depósitos en SVB pasaran de 102 a 189 mil millones de dólares. SVB invierte este abundante efectivo en títulos de renta fija a largo plazo y de bajo riesgo, en particular, letras del Tesoro de EE. UU.

Pero, a partir de 2022, la situación del sector tecnológico ha dado un vuelco. Las empresas emergentes tuvieron problemas para recaudar fondos después del fuerte aumento de las tasas de política monetaria de la Fed, que aumentó del 0% al 4,75% en aproximadamente un año. Las empresas emergentes luego redujeron drásticamente sus depósitos en SVB. Para hacer frente a estas retiradas imprevistas, el banco tuvo que vender urgentemente y con importantes pérdidas sus bonos, cuyo valor había caído considerablemente tras la subida de los tipos de interés. Al notar las pérdidas de SVB, del orden de los 2 mil millones de dólares, sus clientes perdieron la confianza y volvieron a llamar para retirar sus depósitos antes de que fuera demasiado tarde.

Regulación simplificada

Más allá de la mala gestión de los líderes de SVB, esta grave crisis bancaria pone en evidencia la responsabilidad de las autoridades monetarias. La decisión de endurecer su política para frenar la inflación fue una elección cuestionable por dos razones.

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En primer lugar, las causas de la inflación reciente no son monetarias, sino estructurales: crisis energética, guerra en Ucrania, subidas de precios por parte de las empresas para mantener, o incluso aumentar, su lastre en un capitalismo cada vez más oligopólico…

En segundo lugar, era previsible que la subida de tipos provocara inestabilidad en los mercados financieros, sobre todo porque estos habían sido alimentados por una creación masiva de liquidez orquestada por los bancos centrales para hacer frente a las crisis financiera y sanitaria. Así, como sucedió durante la crisis de 2008, las autoridades subestimaron la influencia de la política monetaria en la estabilidad financiera.

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